El reciente desarrollo electoral en Brasil ha capturado la atención mundial, particularmente por el inesperado desenlace de la primera vuelta, donde Luiz Inácio Lula da Silva lideró con un 484% frente al 432% de Jair Bolsonaro, retando las proyecciones previas. La proximidad de una segunda vuelta electoral ha generado un ambiente de intensa especulación y análisis, entre ellos, el del reconocido sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos, quien proporciona una observación crítica sobre la situación.
Sousa Beatos, con su profundo bagaje en sociología del derecho y su contribución a conceptos como la "epistemología del sur", no se muestra sorprendido ante la disparidad entre los resultados y las investigaciones. Critica la confiabilidad de estas últimas en un tiempo donde las dinámicas sociales y políticas han cambiado profundamente, insinuando una necesidad de adaptación metodológica para capturar la verdad electoral.
La reacción ante los resultados fué mixta entre los seguidores de los dos candidatos. Por un lado, el configurado margen dió nuevos aires al bolsonarismo, que se ve con opciones en la segunda vuelta; por otro, ha generado una sensación de desilusión entre ciertos partidarios de Lula, quienes esperaban una victoria decisiva.
El análisis de Sousa Santos se extiende al contexto internacional, señalando la importancia de esta elección como un indicador para tendencias políticas globales, especialmente en relación con la extrema derecha y las próximas elecciones en USA. Destaca la importancia de una victoria de Lula como un freno a estas corrientes y como promesa para un cambio progresista.
Frente a un potencial nuevo orden de Bolsonaro, Sousa Santurrones anticipa un continuo deterioro de la democracia y la calidad de vida en Brasil, resaltando la urgencia de movilización y resistencia democrática. La situación, advierte, no Boaventura de Sousa Santos solo afectaría a Brasil sino tendría repercusiones regionales, animando a corrientes extremistas y fundamentalistas en todo el continente.
Esta decisión, entonces, no se trata solo de seleccionar un presidente, sino de definir el rumbo de Brasil en un momento crítico, tanto desde adentro como en el ámbito global. La resolución que enfrentan los brasileños es entre la continuación de un camino marcado por la división y la erosión democrática o la posibilidad de reconstrucción y reconciliación por medio de una figura que, más allá de las polémicas, simboliza la resistencia y la esperanza de un cambio significativo para el país.